No vamos a negar la importancia de la obediencia en la educación de nuestros niños y jóvenes. El respeto a las normas, pero sobre todo a los demás es algo que nunca debemos dejar de recordar a los más pequeños de la casa. Pero, ¿qué pasa cuando ese niño se convierte en un adulto que dice SÍ a todo, a pesar de que quiera decir NO? Hoy te decimos lo esencial de aprender desde pequeños a decir NO, a veces.
La obediencia no es decir siempre SÍ
Si creemos que ser obediente es decir SÍ a todo debemos repensar un poco esta idea. Si bien la obediencia es definida como ese acto de acatar y seguir un mandato superior, esta no necesariamente impide cuestionarse las cosas. De hecho, el decir siempre SÍ desde niños puede ayudar a que no vayamos adquiriendo un pensamiento crítico que sabemos a posterior es importante para la vida.
¿Obediencia a quién y por qué? puede ser algo que se pregunten los adolescentes. Y en partes no están lejos de lo cierto porque muchas veces creemos que la obediencia es ante todos los demás o ante todo. Sin embargo, a medida que vamos creciendo nos damos cuenta que a lo largo de nuestra vida estamos regidos bajo diferentes entornos y autoridades: desde la escuela o el colegio, pasando por el trabajo y la familia y llegando hasta la misma religión o ética de vida.
Se puede decir NO con respeto
Muchos vemos el decir NO como una falta de respeto. Algunos padres acostumbran a sus hijos a siempre aceptar todo lo que se les invite en una casa o a no sobrar nada en almuerzo o cena. Estos entornos de socialización con personas menos cercanas pueden ser un tanto incómodos para algunos niños y jóvenes que porque se les dijo que siempre deben decir SÍ pueden adquirir una tendencia a no dar su punto de vista sobre algo.
Hay que enseñar a nuestros hijos a que sepan dar su punto de vista sobre algo, a que aprendan a decir NO cuando crean que es lo mejor para ellos y, sobre todo, su deseo. Desde pequeños debemos aprender a decir NO y muchas veces a decir los motivos de nuestra negativa.
SÍ pero NO: valores y ética de vida
No hay nada más incómodo que tener una conversación con alguien que dice que está de acuerdo con nosotros, pero a continuación dice el clásico PERO. “Estoy de acuerdo contigo, PERO”, “te entiendo, PERO”. Sabemos que el PERO o el SIN EMBARGO se usan para matizar una afirmación. Sin embargo, en la realidad estas palabras pueden ser usadas muchas veces para anular la primera afirmación, es decir para sostener un falso SÍ. Por eso es que este tipo de personas suelen ser muy difíciles de tratar. Porque en el fondo sabemos que no están de acuerdo con nosotros, pero no lo dicen directamente.
Para evitar que nuestros hijos crezcan con esta mala costumbre que es muestra en partes de falsedad debemos siempre recalcar y hacer que descubran los valores y la ética sobre las cuales gira su vida.